[Reseña] La llamada de la Luna

Hoy en día, la fantasía juvenil es un género de gran aceptación y fácil de digerir, pues, no entabla la complejidad que encierran obras como El señor de los Anillos o la saga Dragonlance. Además, se adapta al público-sin límite de edad-. Pero, lo curioso de este ámbito en el que nos movemos, es lo poco que se introduce en este género fantástico, la sumisión de los personajes -y del propio lector-a lo que supone la hecatombe del miedo, del horror...
Hoy tenemos el placer de presentaros la original obra de Cristian Blanco, La Llamada de la Luna, en donde confluye la aventura, el gore y el terror decimonónico, desde otra perspectiva (¿infantil?...) Bienvenidos a Santa Gardenia, de la mano de su mentor. ¡Pasad sin ser vistos!...

Casiano Morla es un niño solitario que vive con su madre depresiva, divorciada de un marido militar e intransigente. La pasión del chico son los insectos y cada vez que van de vacaciones a su apartamento de Santa Gardenia puede estudiarlos junto a sus dos únicos amigos: Sergio y Nando. Sergio es el mayor del grupo, con un gran sentido del humor y que parece estar deseando abandonar la infancia y abrazar a la adolescencia. Nando es un chiquillo pobre que tras la muerte de su madre y la desaparición de su hermana, malvive y sobrelleva lo mejor que puede la convivencia con su padre, un delincuente al que teme medio pueblo, y sus dos hermanos mayores que disfrutan torturándolo. Al menos hasta ese verano, cuando la vida de los tres amigos cambiará por completo con la llegada de un niña llamada Lluvia junto a su misteriosa familia. La aparición de animales muertos en extrañas circunstancias en los alrededores del pueblo, llamará la atención de los chicos, quienes junto a su nueva amiga deciden investigar lo que sucede en la zona y el misterio que les rodea. ¿Qué hay de los avistamientos de extraños y enormes lobos? ¿Y si hubiera algo aún más terrorífico acechando en el bosque?

Desde un arranque prometedor, vislumbramos un argumento-muy ochentero-, que generará nostalgia en los amantes del "retro"; empleando tecnicismos, objetos y casuística de los bienaventurados años pasados. Es más, la propia historia utiliza la mecánica misma de los ciclos de aventuras de Los Goonies, Los Cinco..., que a día de hoy se hallan muy en boga-Stranger Things, por ejemplo-.
Partiendo de ahí, tres son los personajes principales-poliédricos, casi antagonistas-, que establecen relaciones complejas y "enlaces" psicológicos entre sí, (mayor afinidad de uno con otros...).
Y cuando parecemos apotronarnos en nuestra cómoda historia de "Elige tu propia aventura", aparece la que será la pieza clave de la trama argumental: Lluvia, una chica extraña y esencial para la confluencia de subtramas; en sí, repletas de críticas sociales e intolerancia al machismo y al abuso-en sus términos más amplios-.
El hecho más llamativo es la base psicológica que aporta Cristian Blanco a cada uno de sus personajes, generando una psique social que ocasiona la continua fascinación del lector.
Tras varios sucesos, descubrimos la relación que encierra Lluvia y su familia, con la dinastía "más tradicional" de los lycanthropos. Esta historia fantástica se enlaza con los hechos más duros y recrudecidos de la obra (la trama de Nando); ahí es donde se acentúa la crítica..., se hace acerba y ácida.
El término de esta subtrama: ¡único!..., de los mejores leídos hasta la fecha. ¡Gran volumen, gran broche para un final insospechado!

Los licántropos o domari (tal cual se mencionan en la historia), dominan la obra en su intermedio, generando tensión y violencia; cruel claustrofobia entrelazada con un evento lunar clave a nivel argumental. Si a todo ello le sumamos "toques gore", y elementos románticos de un gótico clasicista, obtenemos una gran escala de terror, que hace de ésta, una gran obra.

El final..., ¡sensacional! Cristian Blanco consigue desarrollar hechos inesperados, sorprendentes-nos pareció magistral el fin de Sergio-.

El estilo de Cristian es un juego...; un juego de roles e interacciones entre los distintos personajes de la obra, con diálogos múltiples y contundentes.

Un punto flojo-desde nuestra humilde opinión-es un "toque" lento en relación a determinadas escenas, ralentizando el ritmo de la obra; mas, el gran Cristian Blanco se impone, y consigue desviar en seguida nuestra atención a puntos turgentes y claves del propio argumento.