Lago negro de tus ojos - Guillem López: Horror filosófico en las lunas de Plutón

The Cult, ilustración de Lukas Walzer

Howard Phillips Lovecraft jamás escribió sus relatos de horror cósmico con un afán, llamémosle "sistematizador"; otros fueron (su "Círculo" íntimo de amigos epistolares) los que se encargaron de crear un "Mythos Corpus", a partir de la exaltación y prioridades de vivencias y valores del "Solitario de Providence".

Lovecraft escribió lo que escribió, sin más. Su vasto saber pluricultural y dogmático (amaba la arqueología, la antropología, la astronomía, la química...) junto a unos protagonistas de reputación ambigua (¿hebefrénicos?), con una clara inadaptación social, son, indiscutiblemente, maquillados reflejos de su propio sesgo personal. Y así, despacito y casi como si fuera un juego establecido entre él y sus amigos epistolares ("Círculo de Lovecraft" primigenio: Derleth, Robert E. Howard, Clark Ashton Smith, etc...), se creó un universo único en el que la nimiedad y futilidad de la insustancial raza del hombre era sólo una mota de polvo en el vasto océano cosmológico; con seres monstruosos de pretéritos tiempos (anteriores al hombre), que acechan y aguardan la conjunción astral "exacta" para invadir y acabar con el planeta... He aquí una definición muy simple de lo que sería el movimiento -que se inició literario- de lo que llamamos "Horror Cósmico". Y su concepto de terror, en el que se adscribía la ciencia ficción, la física, la astronomía, etc...- junto a los antiguos patrones del cuento de la Escuela Romántica Alemana y del terror gótico (Fit-James O´Brian, Le-Fannu o Poe) originó toda una vorágine metafísica que dio lugar a los más que renombrados "Mitos de Cthulhu", y por supuesto, al estilo lovecraftiano que sigue de total vigencia en la literatura actual (revisionismo).
Pues bien, es ahora cuando la editorial Lee Runas edita la última de las obras de Guillem López: Lago negro de tus ojos, un singular homenaje al Maestro de Providence.
¡Adentrémonos por entre las simas oníricas de océanos penumbrosos!... rumbo: ¡lo desconocido!

Ilustración de Santiago Caruso

Después de sumergirnos en una ciencia ficción apocalíptica y visceral con La polilla en la Casa de Humo, o de ahondar en los entresijos de las trampas de la mente y en la percepción cuántica o la maleabilidad del pasado con Arañas de Marte (Valdemar), Guillem López regresa para acercarnos a su particular visión del terror lovecraftiano: no hay arcanos y malditos libros prohibidos, tampoco deíficas ciudades en donde el Mal se reencarna... Guillem nos sitúa en la cruel y extrema realidad cotidiana, en concreto en El Clot, Valencia, en donde una insólita laguna (de ingentes proporciones) parece haber surgido de la nada. Lo curioso es que la trama se desmadeja por sobre un guión de cómic (con sus propios términos), en el que se intercalan viñetas y sus respectivos bocadillos. Y todo, bajo la supervisión de un psiquiatra (increíble el juego narrativo del autor, que interactúa con tipografías, cambios en la "performance" estilística y una aparente desorganización textual que nos embuye en la lectura por aquello de la inusual e inquietante manera de hacerlo). Además, Guillem juega al despiste, porque introduce otras referencias literarias que crean una «novela dentro de la novela», sesgando, en apariencia, las "paredes narrativas".

Inquietud y desasosiego se mantienen imperturbables a lo largo de sus más de cien páginas, en donde policías corruptos, fuerzas secretas del gobierno junto a ciudadanos inhóspitos, cabriolean hacia el entorno onírico de esa laguna "cósmica". La sensación de depresión y de la humanidad como herrumbre, es constante (guiños al "terror de lo mundano" al estilo de King).

Con una prosa sorprendente, impactante y agradecida, el autor «vomita» imágenes de forma compulsiva, con un implacable uso de imágenes y metáforas que redundan en forjar la extrañeza per se, de la realidad tambaleante y pervertida, en la que el esoterismo y el culto a lo desconocido (perpetuamente aletargado) florece y refleja la insignificancia de nuestro linaje.

Guillem López se marca un tanto a la hora de homenajear a Lovecraft, haciendo referencias a algunas de sus obras; a saber: Hongos de Yuggoth, El Morador de las Tinieblas..., empleando, no obstante, el efecto de la cotidianidad que lo constata como un híbrido entre lo cosmológico y realista, lo onírico y la extrema materialidad, convirtiéndose esta obra en metafísica y dogmática (que no todos los lectores comprenderán). Igualmente, destaca más por su formato estilístico que por la propia narración en sí, pues la historia no va más allá de los múltiples pastiches realizados en torno a los Mitos de Cthulhu (siendo su final bastante simple y predecible, y sin el aura mística de los grandes relatos de los Mitos).

Caótica, hebefrénica y singular, Lago negro de tus ojos es un lisérgico paseo... a caballo entre el horror lovecraftiano y la extrema puerilidad rural.