[Reseña] El Último Aquelarre de Anaga

Las islas Canarias: lugar paradisiaco, lugar apacible, de descanso, tranquilidad y... ¡¡aquelarres!!
Una tierra lóbrega y maldita, en donde los ríos de sangre son constantes, y las estrellas..., nos miran fija y severamente como centinelas aciagos de otros tiempos.
Os presentamos El Último Aquelarre de Anaga, de Beatriz Aguilar. No querrás volver a dormirte...

El sonido de los tambores de piel de cabra resonó por todo el macizo de Anaga. Doce bajaron hasta la playa de arena negra. Una se quedó en lo alto del Bailadero. El Último Aquelarre ha despertado algo antiguo y oscuro en el Bailadero de Anaga. Solo le falta un elemento para que el ritual esté completo.

La historia se inicia con un aquelarre: descripciones paisajísticas veraces y persistentes junto al acto rimbombante y sacrílego, nos sumergen-¡de cabeza!-en un frenético estrés secuencial; para después, jugar con si lo contemplado es veraz o..., tan sólo es fruto de la elucubración onírica de la protagonista, Iruene.

La autora consigue mantener la tensión en cada acto, argumentando de manera precisa, la relevancia que en el relato adquiere la simbología numérica, con una prosa "quieta" y estética-muy cuidada-, llena de frescura y acción.
Brumoso final, ¡onírico nuevamente!, resultado del juego narrativo con un Mal "multiforme"... Mitología canaria, tradición pagana enraizada en las propias entrañas del mágico volcán isleño.

Ilustración de David Montoro.

Aspecto negativo: a veces, la acción se sucede de manera tan acelerada que, da la sensación de que el tiempo solapa los actos-unos encima de los otros-, generando cierta vaguedad tensional que, en definitiva, es lo que se pretende.