[Reseña] Burkran, el licántropo - Andrés Díaz Sánchez

La fantasía épica ha sucumbido a múltiples y divergentes mutaciones en los últimos tiempos. Desde El Señor de los Anillos de J.R.R. Tolkien hasta Canción de Hielo y Fuego de George R.R. Martin, pasando por otros autores como Brandon Sanderson con su Cosmere latente, o los mundos de sangre y sudor de Joe Abercrombie...
Múltiples variedades de fantasía se abren paso a través de un universo épico, y, he aquí que nos topamos con algo distinto; un volumen que auna los elementos míticos con la versión pulp de muchos personajes, como es el caso por ejemplo de Conan, el Bárbaro.
Hoy tenemos el inmenso placer de presentaros a Burkran, el licántropo, de Andrés Díaz Sánchez.

“Burkran había probado la carne humana y no le gustaba su sabor, pero resultaba agradable aplastarles y destruirles. Le gustaba el olor de su pánico.”

Cuando el atormentado humano cae presa de la maldición que le transforma con la salida de la luna, Burkran, el licántropo, implacable bestia ocupa su lugar. Pobres los hombres que se crucen en su camino, ya sean magos, guerreros o meros humanos. Pues ninguno podrá dominar al hombre lobo y ninguno podrá hacerle frente.
Tan solo Skarrion Gunthar, protagonista de La maza sagrada y Los guerreros sin rostro tendrá alguna oportunidad frente a nuestro protagonista.
Acércate amigo lector y siente el aliento de Burkran, el licántropo.

No estamos ante una historia única, sino ante un fragmento de un cosmos mucho más colosal. El universo de Skarrion Gunthar, personaje central de diversas obras de Andrés Díaz Sánchez, entra en contacto con una pieza de puzle extraña: Burkran. Hemos de decir que en esta obra se expande considerablemente la cosmología del universo del autor, lo que hace que se desarrollen múltiples interpretaciones y surjan cuestiones a determinados actos mencionados en el presente volumen. Ahí es cuando aflora una nueva senda argumental más grande, en donde llegan a plantearse reflexiones tan universales y metafísicas como lo son las cuestiones acerca de la belleza natural y el poder de lo humano.

El autor narra la historia de Burkran, un hombre atormentado, un ser maldito: cada noche se transforma en un licántropo, perdiendo así toda cordura, cualquier clase de conciencia y la consabida moralidad. ¡Es una bestia sedienta de sangre y libertad!
Es en este marco en donde-y gracias a la historia del licántropo-el autor nos retrotrae a la historia humana y sus linajes primigenios, contextualizando en el ámbito terreno, la idiosincracía y cinismo del hombre, única especie en la tierra capaz de cualquier cosa con tal de hacerse con el poder. A partir de aquí, adoptamos una nueva perspectiva existencial con Skarrion Gunthar, miliciano que comparte rasgos con personajes del género fantástico como Solomon Kane o el bárbaro Conan.

Imagen extraída en Google

Tras ligeros compases adictivos, con una acción sutil y sin perder ni un ápice de tensión y rigurosidad descriptiva de cada acto y cada plano, se produce la tangencia entre Burkran y Gunthar; esa acción conjunta permanece hasta la transformación-asombrosamente tensional-de Burkran, llegando la obra a su momento de clímax.

Finalmente, se nos refleja en el argumento-de manera exquisita-la eterna reflexión de si el ser humano debe existir y perpetuarse en el mundo como especie hegemónica, o bien por el contrario, debería mantenerse la majestuosidad de una criatura única y singular gestada por la naturaleza salvaje.

Punto negativo: existen ciertas escenas excesivamente "ideales", en donde el "bueno" triunfa siempre, lo que suprime realismo a la trama ambiental.

En cuanto al estilo, diremos que su autor busca la presentación secuencial de los actos-empleada por Rober E. Howard-para introducir, periódicamente, momentos de lucha y acción. A su vez, la descripción de las zonas donde se desarrolla la obra y la interpretación de la psicología de algunos personajes, en especial Burkran, es rigurosa y precisa, embelesando al lector y haciéndole no perder ni un ápice de atención argumental.