Lo que trajo Laqueus - Fabián Álvarez y David Hueso: El lamento del cosmos quimérico

Totality, ilustración de Nexumorphic.

El horror cósmico... ese concepto que se ha extendido e infectado a muchas otras de las vertientes que constituyen el terror contemporáneo, introduciéndose como una visión desoladora y desalentadora acerca de la importancia del ser humano dentro del sempiterno cosmos (apenas protozoos existenciales). Un concepto, creado originariamente por Howard Phillips Lovecraft -a comienzos de la pasada centuria- que se replantea el concepto del Miedo (al beber de doctrinas nitzcheanas -nihilismo/existencialismo-, antropológicas, arqueológicas...), introduciendo ideagramas forteanos dentro de las cápsulas creadas por el iluminismo (optimismo) científico propio de la primera mitad del XX.

Otros muchos autores han querido permutar nuestra visión del terror, con simbiosis (como en este caso) del estamento de lo Cósmico y la recreación pictórica (a través de la novela gráfica). Nos referimos a Lo que trajo Laqueus, de Fabián Álvarez (guión) y David Hueso (dibujo), editado por Pulpture Ediciones.
¡Adentrémonos por entre los atávicos intersticios de otros mundos!

Lo que trajo Laqueus se presenta como un relato de tintes lovecraftianos, que juega con las pilastras esenciales de los relatos de H. P. Lovecraft (a la hora de narrar y describir el ambiente); el argumento se presenta de forma variopinta: a través de ondas radiofónicas (que nos hablan acerca de la historia de un insólito hombre y de su vinculación con un libro de mitología eslava) asistimos al nacimiento de la vida (alumbrada desde las estrellas). Y es Laqueus, un excepcional cometa, el que hace incidir, en nuestro protagonista, el cómputo de reververaciones sonoras que lo trasmutan del "presente" al "pasado".

Este dinámico cambio, sugestivo y ágil (al encadenarse en él varios tiempos relatados) transforma la crónica en un hilo flexible (que promete zanjarse con un parón hebefrénico): los protagonistas no son importantes... sino meros peones de una historia más profunda, enraizada con el grimorio y la mitología nórdica. Y es, a través de los esplendidos trazos de David Hueso, como se gesta la ruptura hacia ese Otro Mundo (negro sobre blanco, perspestiva noir de la crónica...).

Antes de que se enciendan las hogueras, permítannos explicarnos: August Derleth, discípulo y amigo de Lovecraft, fue un gran escritor de terror y un gran simulador de las teclas básicas de la llamada narración lovecraftiana; sus historias (acerca de los Mitos de Cthulhu) generalmente son repetitivas y poco originales, pero respetan la estructura creada por el maestro de Providence, lo que enriquece la tradición de pequeñas narraciones -como ésta- versadas sobre locura onírica, (tal cual es expuesto por el propio Derleth -véase la entrevista hecha por "Círculo de Lovecraft" al escritor bitánico Ramsey Campbell- acerca de sus últimas contribuciones a los denominados Mitos). Y ésto viene a colación porque en Lo que trajo Laqueus, sus autores nos presentan una historia muy simple, nada laberíntica, aunque... es el resultado de la incursión en la filosofía cosmicista lo que nos hace recordar los horrores que, en su día, presentó el gran Maestro Lovecraft.

La historia se desenvuelve de una manera formidable, dada la enorme dificultad que supone la adaptación de este tipo de ficción weird -o surrealista- al ámbito del cómic. Sin embargo, el relato no culmina de manera triunfal, sino que se finiquita de manera previsible y acelerada, disminuyendo así las expectativas generadas en su comienzo (simbología del cometa Laqueus, radioficción, deidades eslavas, tintes lovecraftianos, etc.).

Este cómic es un claro ejemplo de la transmutación multimedia de las narraciones supernaturales del maestro de Providence, con contextos, tramas y entornos distintos, pero que siguen maravillándonos con cada giro argumentativo. Quizás, se queda un poco estancado en sus compases finales pero, de forma genérica, se transmite como un bello relato de terror cosmicista.